Antiquarium Arborense - Museo archeologico Giuseppe Pau Oristano

History

Allà por el 1876, un abogado de Seneghe, Efisio Pischedda, empezò a frecuentar el tribunal de Oristano y descubriò que sus clientes, pobres de dinero, eran al contrario en poseso de repertos antiguos. La suya fue una autèntica vocaciòn: crear una colecciòn arqueologìca de antiguedades tharrense y del Sinis. Luego el abogado, ombre de Ley, pidiò y obtuvo (en ese entonces la ley lo preveìa) de la Direcciòn General de las ASntiguedades y Bellas Artes del Ministerio de la Pùblica Istrucciòn de poder guiar las excavaciones.

Pischedda buscò y incontrò un campo virgen: la necropolis septentrional de Tharros, en el area del actual aldea marina de San Giovanni. Fue recuperado de esta manera el mas grande complejo fenicio de ajuares funerarios que se conociera hasta la fecha en el Mediterraneo occidental: jarras, platos, candiles, vasijas para aceites perfumados de origen fenicia, vasijas griegas, etruscas, joyas de oro y plata, armas de hierro.

La gran parte del “tesoro del abogado”, despuès de su muerte en el 1930, estivo encerrado en unas cajas halladas en Oristano y en Roma, mientras se entablaban negociaciones entre los herederos Pischedda y los Museos de Berlin, Londres (British Museum) e con la Santa Sede.
Por fin intervino el Soprintendente a las antiguedades y las obras de arte de Cerdeña, el famoso Doro Levi, que convenciò el Ayuntamiento de Oristano para que adquiriera para un nuevo museo comunal la colecciòn Pischedda. El Museo de Oristano abriò en el 1938 y fue bautizado con modestia Antiquarium, con el adjetivo “Arborense”, en memoria del territorio medieval – Arborea – del cual Oristano fue Capital.
 

El actual Antiquarium Arborense tiene, desde 1922, una nueva sede en el palacio neoclàsico Parpaglia, en pleno centro histàòrico.
Bueno pues, ya nomàs explicaciones. Una vez definì el museo de Oristano “Un museo para todos y para nadie”, citando el famoso mote de Friedrich Nietzsche que aparece en la primiera pagina del Also sprach Zarathustra.
Para no entrar en un museo hay miles de razones, pero para entrar hay mil y una.

El responsabile del museo Raimondo Zucca.
 

Multimedia